domingo, 28 de septiembre de 2014
Nuestra Señorita Soledad 2014
Gran Verbena sholana
Nuestra Presidenta Lilia Quezada Moreno bailando con José Vásquez Campos una salerosa marinera.
Patty Cueva Pella, miembro de la hermandad, durante la quema de castillos alusivos a la fiesta.
sábado, 27 de septiembre de 2014
Don ‘Fabri’ y la maldición del oro
Ha descendido de una mula vieja pero laboriosa, que conoce muy bien los suelos de La Soledad, Parcoy, Llacuabamba y otros refugios sin nombre a más de 3000 metros de altura, en plena cordillera patacina de la Libertad. El hombre lleva encima una cámara fotográfica, una filmadora, una alforjita de coca, y una libreta donde apunta todo lo que encuentra en el camino. Lo llaman ‘don Fabri’, pero no todos se alegran de su presencia, pues saben que este ‘sholano’ (que es como llaman a los nacidos en La Soledad) no se calla nada, y eso no les gusta a muchos. “Tranquilos, yo sólo vengo a visitar a mi pueblo y a mis amigos, nada más”, se excusa ante los curiosos, y sigue de largo.
Algunas veces ha sido asaltado saliendo de alguna casa amiga, o le han enviado mensajes conminándolo a que abandone el lugar, pues de otro modo su integridad corría peligro. “Es increíble que esto pase en mi propio pueblo”, se queja. “Es porque hay gente mala que rebalsa de la costa, del centro, incluso de Arequipa, atraídos por el oro. Pero yo siempre viajo al amparo de ‘don Jeshu’”, dice confiado.
Así, producto de estas visitas no pocas veces accidentadas, es que han visto la luz sus primeros libros (un poco tarde, es verdad) que hablan de la tierra que lo vio nacer, poemas con pluma de niño, cuentos, novelas, y hasta una genealogía elemental sobre los apellidos de sus paisanos. “ Yo me he encontrado con gente que se avergüenza de su identidad”, afirma con indignación. “Por ejemplo, aquí, en Trujillo, ya no hablan como se habla en esos lugares, pronunciando la “ll”; y hasta las Claritas ahora son ‘Elenitas’, o el que era Cortéz ahora se llama ‘José’. Cómo puede ser, si ellos son de allá, de la ‘Shole’”, dice sonriendo. Otro de sus libros más celebrados es uno sobre Luis Valle Goicochea (‘Luvagois’), el delicado vate ‘sholano’ de las Canciones de Rinono y Papagil, que terminó sus días en Lima ‘la horrible’.
Fabriciano Vásquez Bailón lleva más de tres décadas afincado en nuestra ciudad, pero su verdadera edad es un misterio. La primera vez que conversamos dijo que tenía 80 años, luego de unos días, que recién los iba a cumplir. Sus paisanos me dicen que hace rato que pasó esa edad, pero se mantiene estable como un roble, con buena memoria, y hace gala de esa dicción propia de un andino ilustrado, con chispazos de erudición académica.
Alguna vez fue un niño que llevaba el ganado a pastear, acompañado de “pañuelo” y “pastor”, su perros chuscos ovejeros. Alguna vez tuvo diez hermanos (hoy sólo sobreviven cuatro), y alguna vez su padre, don Roberto Vásquez, lo cautivaba con relatos fantásticos sobre el ‘muki’ (el “duende de las minas”) camino al molinete. “Vine a Trujillo buscando educación para mis hijos, en los primeros años de la década del ’70 pues por entonces sólo había educación hasta el tercer grado. La educación es el pilar del progreso, del desarrollo de las personas y de la patria”, dice convencido. ‘Don Fabri’ sabe de lo que habla: él mismo formó a muchas generaciones de educandos a lo largo de más de 30 años en el magisterio, hasta que se metió a la política.
“La política me dio la oportunidad de hacer obra en mi tierra”, dice, y menciona la carretera a Parcoy, a la Soledad, la Comunidad Campesina, entre otras. “Fui autoridad (alcalde) en Parcoy por el partido aprista, de un tiempo donde había honestidad y compromiso con los ideales… hoy sólo se ve arribistas”. Luego ha sido juez de Paz, gobernador, y actualmente es Delegado Cultural de Pataz, desde donde persiste en su tarea de registrar y divulgar las bondades de esta parte del ande liberteño. Lo más reciente de su trabajo es un inventario de las principales obras y restos arqueológicos, distrito por distrito, detallando caminos, pinturas rupestres, reservas naturales, etc., que acaba de entregar al director del INC, pero que no le han prestado la debida atención.
Un tema inevitable con este viejo investigador histórico y literato es el tema de la riqueza aurífera de su pueblo, que está presente en varios de sus libros, especialmente en su último “Pataz, planta del oro”. El oro es una bendición o una maldición, le preguntamos. “Es irónico que estas tierras abundantes en oro, acunen tanta miseria en sus entrañas. Lamentablemente es una maldición para nuestra gente; es una bendición solamente para los empresarios mineros, no diré en su totalidad pero sí la gran mayoría. El oro es un metal maligno, y la mayoría de empresarios de Pataz no han terminado bien sus días, de suerte que de balde les ha servido las riquezas extraídas y la explotación de la gente. El oro no es felicidad, el oro es tragedia para nosotros, desde que los españoles ambiciosos mataron a Atahualpa no hemos tenido salvación. Encima estos pueblos se llenan de delincuentes de toda laya, contaminación, alcoholismo, prostitución. El oro no es halagüeño” sostiene con melancolía don ‘Fabri’.
Le pregunto cómo es que quisiera ser recordado, mientras curioseo el registro digital de su cámara fotográfica. “Estaría satisfecho si se lee lo que escribo sobre mi pueblo, y si pueden revisarlo y estudiarlo tanto mejor. Ese será mi mejor recuerdo en esta vida”.
Publicado en el diario La Industria
“La política me dio la oportunidad de hacer obra en mi tierra”, dice, y menciona la carretera a Parcoy, a la Soledad, la Comunidad Campesina, entre otras. “Fui autoridad (alcalde) en Parcoy por el partido aprista, de un tiempo donde había honestidad y compromiso con los ideales… hoy sólo se ve arribistas”. Luego ha sido juez de Paz, gobernador, y actualmente es Delegado Cultural de Pataz, desde donde persiste en su tarea de registrar y divulgar las bondades de esta parte del ande liberteño. Lo más reciente de su trabajo es un inventario de las principales obras y restos arqueológicos, distrito por distrito, detallando caminos, pinturas rupestres, reservas naturales, etc., que acaba de entregar al director del INC, pero que no le han prestado la debida atención.
Un tema inevitable con este viejo investigador histórico y literato es el tema de la riqueza aurífera de su pueblo, que está presente en varios de sus libros, especialmente en su último “Pataz, planta del oro”. El oro es una bendición o una maldición, le preguntamos. “Es irónico que estas tierras abundantes en oro, acunen tanta miseria en sus entrañas. Lamentablemente es una maldición para nuestra gente; es una bendición solamente para los empresarios mineros, no diré en su totalidad pero sí la gran mayoría. El oro es un metal maligno, y la mayoría de empresarios de Pataz no han terminado bien sus días, de suerte que de balde les ha servido las riquezas extraídas y la explotación de la gente. El oro no es felicidad, el oro es tragedia para nosotros, desde que los españoles ambiciosos mataron a Atahualpa no hemos tenido salvación. Encima estos pueblos se llenan de delincuentes de toda laya, contaminación, alcoholismo, prostitución. El oro no es halagüeño” sostiene con melancolía don ‘Fabri’.
Le pregunto cómo es que quisiera ser recordado, mientras curioseo el registro digital de su cámara fotográfica. “Estaría satisfecho si se lee lo que escribo sobre mi pueblo, y si pueden revisarlo y estudiarlo tanto mejor. Ese será mi mejor recuerdo en esta vida”.
Publicado en el diario La Industria
viernes, 26 de septiembre de 2014
Fiesta en honor a la Virgen de los Dolores
Atentamente
Lilia Quezada Moreno
Presidenta Asociación Luis Valle Goicochea
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