viernes, 19 de diciembre de 2008

CARBAJAL HONORES, UNA GRAN FAMILIA

Diómedes Carbajal Honores, médico Nefrólogo, propulsor y fundador de la Clínica Internacional del Riñón; ha sido reconocido con el premio Muchik como médico del año Perú 2008.
Escribo estas letras obligado por la emoción que me embarga, por el orgullo que no escondo, por este justo reconocimiento a un destacado profesional, que pertenece a las filas de mi familia; merecido premio al Dr. Diómedes Carbajal Honores, desde este Blog de Los Sholanos en Trujillo, al cual también él pertenece, un abrazo fraterno para mi tío Diómedes.
En esta ocasión tan propicia y para completar este acontecimiento tan merecido, les presento el siguiente ensayo:


CARBAJAL HONORES: UNA GRAN FAMILIA.
Las generaciones se forman con la superposición de familias, cuyo origen es un tronco familiar, el cual se ramifica con nuevas uniones matrimoniales, a partir de las cuales se dibuja un gran árbol genealógico, cuyo escenario para estas ramificaciones no es necesariamente el lugar de nacimiento de las parejas, sino el lugar donde han emigrado, por muchas razones, generalmente de trabajo.
Emigrar es uno de los aciertos que aprendió el hombre, lo hicieron los Incas, los españoles, los chinos, los japoneses, lo seguimos haciendo todos; el hombre es muy inquieto, de un pueblo sub desarrollado emigra a un pueblo desarrollado, buscando oportunidades que mejoren el estándar de vida de su familia; esta es la razón de la despoblación de unos pueblos y la superpoblación de otros; que vamos hacer, así seguiremos hasta que nuestros gobernantes sean consientes y decidan usar la dignidad, como bandera de guerra para conquistar el desarrollo de nuestros pueblos en general; entonces tal vez, se regulará el fenómeno migratorio causa principal de la dispersión familiar.

En este contexto, es oportuno comentar que los orígenes de la familia Carbajal Honores, fue la Provincia de Santiago de Chuco en el departamento de la Libertad; desde ahí emigraron a los yacimientos auríferos de Parcoy en la provincia de Pataz, los protagonistas de esta aventura fueron Don Raúl Carbajal Vera y su esposa doña Rosa Honores de Carbajal, en compañía de sus hijos Luis, Teódula, Diómedes y Segundo, a falta de carretera tuvieron que atravesar la inhóspita cordillera, tras una cruenta caminata de 8 días llegaron a las ansiadas minas de oro de Parcoy en donde se afincaron; aquí nace una nueva integrante de la familia, la tía Rina.
En esa nueva patria don Raúl Carbajal desempaquetó todo su entusiasmo que trajo a cuestas, como artesano zapatero supo organizarse con gran empeño para logra el prestigio que llegó a tener, implementó un taller de zapatería en el cual daba trabajo a otros aventureros paisanos, convirtiéndose en el respetado Maestro Raúl, fabricante de zapatos para uso industrial, uso diario y especiales, para toda una región.

El trepador espíritu de Carbajal, apuntalado con la nobleza de Honores, hizo un paralelismo entre la artesanía y la agricultura, para lo cual fueron adquiriendo algunas parcelas agrícolas, tales como Cabrillas, Achalala, Rahuypampa, La Manzana, Macanya y Cáchica; entre los 2,500 y 3,000 metros sobre el nivel del mar, productores de papa, maíz, trigo, cebada, etc., para abastecer a toda la provincia de Pataz y a la costa también; con justa razón se suele decir: “Nadie es profeta en su tierra”.

Resuelto empeño que les aseguró una vida digna y una posibilidad económica que permitió la educación de sus hijos y el bienestar familiar en general; como resultado final, una gran familia, de una formación intelectual y moral impecables; principios enarbolados como escudo invulnerable, para trazar huellas convertidas en caminos accesibles para aquellos nietos, bisnietos y tataranietos que venimos por detrás; descendencia que utilizando el mismo concepto migratorio, hoy está repartida en diferentes partes del Perú y el mundo, la mayoría en Europa.

Don Raúl Carbajal Vera y doña Rosa Honores de Carbajal, ya cerraron sus ojos a este mundo ingrato, ahora descansan en paz: Se fueron con la labor cumplida, murieron con orgullo de guerreros envueltos en su propia bandera, aquella que les sirvió para flamear de alegría con el viento cosechador de Agosto, o la misma que se mojó en plena faena con el aguacero sembrador de Diciembre; murieron convencidos que sembrando se cosecha, por eso será que se fueron como dos semillas metidas en la tierra: Aquí están sus frutos...
¡Raúl y Rosa, paisanos de César Vallejo y patacinos de corazón…sigan descansando en paz!

Addinson Fernando Vásquez Carbajal.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Bravo Addie, excelente ensayo! Sin duda que los Carbajal Honores han hecho historia en Trujillo y La Libertad y todavía tienen mucho que dar. Nosotros somos su legado y orgullosamente seguimos su estela. ¡Arriba los Carbajal Honores!

Rosario Huertas dijo...

Excelente descripción de tu familia. Ahora rogamos a Dios por la salud de la Sra. Teódula, tu mamita que deseamos su pronta recuperación.
Una madre ejemplar, digna de imitar. Felicidades